Por lo general tenemos conciencia de nuestro cuerpo por las molestias, dolores o tensiones y no por sensaciones de bienestar. Al abrirnos, expandirnos, facilitando la circulación de la energía y permitiendo que fluya, surgen movimientos, sensaciones y percepciones desconocidos. La experiencia de ir abriendo espacios y deshaciendo tensiones nos permite alcanzar distintos niveles de nuestro ser, en el plano físico, psíquico y espiritual. Es necesario trabajar sobre la salud, sobre lo que es posible, de ese modo podremos generar más salud. Cuando la atención se centra en lo que se puede y lo que se tiene, lentamente vamos creando la posibilidad de que esto se extienda, promoviendo nuevas posibilidades las cuales nos van habilitando a nuevas experiencias y así sucesivamente en el proceso de evolución. Cuando se establece la red de comunicación entre los centros de energía, entre las personas, entre los seres vivos, con el universo, circula una fuerza o energía que potencia, y facilita los movimientos, facilita la tarea. Fedora Aberastury trabajó los centros superiores, y utilizó la frase “abro el cerebro” partiendo del supuesto de que nuestro cerebro está tenso, cerrado, cargado de pensamientos que producen tensiones en todo el cuerpo. Al “abrir el cerebro” los pensamientos que generan tensión, retroceden, la mente se tranquiliza y el sistema nervioso se relaja. El cerebro abierto está en relación directa con lo cósmico. Las tensiones dificultan la llegada del aire a los pulmones, cuando nuestra capacidad respiratoria aumenta, el cuerpo va cobrando vida. El aire nos permite recuperar la sensualidad de nuestro cuerpo. Un cuerpo abierto, sin tensiones, bien alineado, recibe el aire con cada inhalación y permite que el oxígeno llegue a todas las células, llevando vida y alegría. Entrega el aire con cada exhalación y se libera de toxinas y tristezas. La buena respiración alimenta el cuerpo y el alma. Para Alexander Lowen la salud se manifiesta objetivamente en la gracia de los movimientos del cuerpo, en una brillantez o esplendor corporal, en el brillo de los ojos, el color, en la espontaneidad de la expresión, en la elasticidad y la calidez del cuerpo y resalta la importancia de una armonía entre el yo y el cuerpo como elemento fundamental para mantener la armonía y la espiritualidad. Rolando Toro plantea la necesidad de una ciencia del movimiento humano con un abordaje holístico, considerando el movimiento intencional controlado, el movimiento espontáneo, los automatismos, la postura, el contacto, la caricia, etc. El modelo teórico que propone, contiene diversos aspectos del movimiento corporal e incluye factores complejos como actitud existencial, autoestima, función del vínculo, etc., mostrando las relaciones de complejidad entre los distintos tipos de movimiento y sus relaciones con la unidad del sistema viviente humano. El movimiento corporal debe ser entendido como una expresión de conjunto (el organismo como holograma). La DANZA es uno de los primeros modos de comunicación humana, de expresión y exploración de experiencias de vida significantes. Es una condición innata del ser humano, nació como una forma fundamental de dar significado y sentido a la vida. Cuando un individuo está en su condición “natural” tiende a manifestar los estados internos a través de sonidos y movimientos corporales. La humanidad, en su camino hacia la civilización, parece haber elegido la línea evolutiva del “lenguaje – pensamiento” a expensas de la línea “movimiento – vivencia”. Nuestra civilización podría describirse, desde este punto de vista, como una supertécnica de “lenguaje – pensamiento”, con un progresivo deterioro de las funciones motoras, inhibición patológica de las vivencias. No obstante, la antigua y originaria condición danzante del ser humano permanece allí, latente a la espera de un clima favorable. Biodanza, a través de la creación de un clima permisivo, religa al individuo con estados primordiales de la Historia de la Humanidad, facilita el reencuentro con sus movimientos naturales, promueve su desenvolvimiento en forma integrada, de modo de establecer una profunda conexión con la vida, camino hacia la plenitud y armonía.
Lic. Paula Alemán Psicóloga (UBA) Profesora de Biodanza (Escuela Córdoba) paula.aleman@meamomecuido.com |
Comentarios
Publicar un comentario